miércoles, 21 de marzo de 2012

Capítulo 2

Lluvia. Perfecto. Menos mal que en el último momento he cogido el coche, lo último que me faltaba sería ir andando y que me lloviera. Y menos mal también que le pregunté a ese señor donde estaba el supermercado antes de que empezara a llover. Hoy mi sentido común funciona a las mil maravillas por una vez.

 Aparqué delante del supermercado. Solo había dos coches en el aparcamiento, un golf y una furgoneta chevy que debía de tener más años que yo. Entré y enseguida agradecí los ventiladores, a pesar de que llovía hacía muchísimo calor. Cogí una cesta y saqué la lista que me dio mi madre antes de salir con las cosas necesarias para la cena de esta noche. Ya. Claro. En la lista hay suficiente para alimentarnos durante un mes, pero no merece la pena discutir con ella.

 Iba por la zona de la fruta cuando lo volví a notar. Esa extraña sensación de que alguien me estaba mirando. Se me puso la piel de gallina y me giré bruscamente. Al hacerlo choqué con alguien y ambos nos caímos, junto con todas las cosas que llevábamos en la cesta. Casi podía oír a alguien en mi cabeza riéndose. Bien. Volverse paranoica no era tan malo. Pero de ahí a escuchar voces…Miré a la persona con la que me había chocado que seguía en el suelo como yo. Era una chica de mi edad. Llevaba unas gafas de pasta y sus enormes ojos marrones me estaban mirando.

 -Lo siento. – Me dijo mientras se levantaba y me extendía una mano para ayudarme a levantar-. Soy muy despistada y no suelo mirar por donde voy.
 -No, no, que va. Si soy yo la que tengo la culpa me giré tan de repente que seguro que no te dio tiempo a reaccionar. – Dije sonriéndola mientras me agachaba a recoger lo que se nos había caído.
 -En definitiva. Que las dos tenemos la culpa ¿no?
 -Correcto. – Contesté y ambas nos echamos a reír.
 -Me llamo Paula. Nunca te había visto por aquí.
 -Yo Carolina, pero llámame Carol. Soy nueva aquí. Mi madre y yo acabamos de mudarnos.- Dije mientras andábamos y seguíamos comprando.
 -Así que soy la primera persona a la que conoces ¿no?
 -Bueno, a ti y a un señor que me ha dicho donde se encontraba esto.-Contesté.
 -Genial. – Me dijo con una sonrisa.- Así podré presentarte a algunos de los que serán tus próximos compañeros de clase. Al ser pocos, nos conocemos casi todos entre sí. La mayoría son muy simpáticos y te caerán bien enseguida. – Dijo cogiendo una manzana -. Y otros depende de si te cae bien la gente que se cree el ombligo del mundo. – Me guiñó un ojo.

 Me caía bien. Era una chica directa y muy maja. Me fijé en que me sacaba casi una cabeza y era muy guapa. Con el pelo rizado negro y con sus enormes ojos marrones parecía una modelo. Me entristecí. Amanda también era así de guapa y simpática y mira como terminó todo entre nosotras. Tenía que quitarme esos prejuicios de encima, no podía ser así todo el mundo que fuese guapo y simpático. Así que decidí eliminar esos pensamientos y la sonreí.

 -Seguro que todos son muy simpáticos. – Le dije mientras que íbamos a pagar a la caja.
 -Ya verás como sí. – Contestó mientras metía su compra en bolsas. Me miró con una sonrisa. –Mañana organizo una pequeña fiesta en el jardín de mi casa y vendrán algunos amigos. Si quieres pásate por ahí y te los presento. Así conocerás a más gente además de a mi.
 -Veré si puedo ir.- Le dije mientras salíamos. Había parado de llover - . Pero con esto de la mudanza mi madre estará medio histérica así que no se si podré escaparme. Pero lo intentaré.
 -Pues entonces nos vemos o mañana o el lunes. – La miré sin comprender. Ella se rió -. ¡Empezamos el instituto! Al final va a resultar que eres más despistada que yo.
 -Ya ni me acordaba. Pues si lo más seguro es que yo sea más despistada que tú. – Dije entre risas. 
-Jajajaja. Pues eso, intenta pasarte por la fiesta. Nos vemos. – Se dio la vuelta y se subió a la camioneta Chevy esa que vi cuando llegué y se fue. Se me había olvidado preguntarla dónde quedaba su casa. Suspiré. Algún día se me olvidaría la cabeza. Me dirigí hacia mi coche. Metí las bolsas en el maletero y puse rumbo a casa.

 Iba ya por la mitad del camino cuando el coche se me caló. Suspiré. Parece que hoy no es mi día de suerte. Intenté arrancar el coche unas cuantas veces pero nada, tendría que mirar el motor y rezar porque lo que esté mal se vea a primera vista si no tendría que llamar a mi madre y se volvería medio loca. Salí del coche dando un portazo y me dirigí a la parte delantera. Abrí la tapa y miré. Volví a mirar. Nada. Ningún cable suelto ni pelado. Ninguna tuerca descolocada. Cerré la tapa y me dirigí a mi bolso, al final tendría que llamar a mi madre. Entonces oí un ruido detrás de un seto. Me quedé quieta y miré hacia allí. Tranquila – Me dije -. Lo más seguro es que sea un animal. Al parecer mi sentido común ya se había agotado por hoy, ya que me dirigí hacia donde había oído el ruido. El seto volvió a moverse. Tranquila, ¿Quién se va a esconder detrás de un seto para asustarte?- Me dije. Cogí aire y aparté las hojas. Miau. Un gatito. Me eché a reír. Todo por un gatito. Lo miré. La verdad es que era muy mono, con eso ojos verdes y el pelaje de color dorado.
 -¿Qué te pasa pequeño?¿Te has perdido? – Se restregó contra mis piernas mientras lo acariciaba. No llevaba colgante. Le miré. – Tendré que llevarte a la perrera.

 Me miró a los ojos y juraría que negó con la cabeza. La verdad es que es una pena, es precioso. Estuve unos minutos dándole vueltas hasta que me decidí.

 -¿Qué te parecería venirte a vivir conmigo? Solo unos días. Hasta que encontremos a alguien que quiera encargarse de ti. A mi madre le va a dar mal, pero si no es permanente se le pasará. – Ya estaba mal de la cabeza del todo. ¿Qué hacía en medio de la calle, con el coche estropeado, hablando con un gato? Sacudí la cabeza y lo cogí. Me encantaba como ronroneaba cuando lo acariciaba detrás de las orejas. Lo metí en el asiento del pasajero y volví a intentar arrancar. Y el motor se encendió a la primera. Miré al gato sonriendo, se había acurrucado en el asiento y tenía los ojos cerrados.

 -A ver si al final me vas a dar buena suerte y todo. –Me quedé pensando. – No puedo seguir llamándote gato, tendré que ponerte un nombre. – Abrió uno de esos ojazos verdes que tenía.
 -Mmm… podría llamarte…Jason. – Dije pensando en mi amigo. El gato sacudió la cabeza y me miró con algo parecido al disgusto en sus ojos. – Bueno, vale, pues si no te gusta buscamos otro. Entonces, ¿qué te parece Garfield? Era broma no hace falta que me sisees así.

 Me pasé todo el camino hasta casa pensando en un nombre para el gato. Me daba la sensación que ninguno de los que le decía le gustaban. Llegamos a casa. Estaba abriéndole la puerta para que bajase cuando se me ocurrió un nombre perfecto. Le miré.

 -¿Qué te parece Ángelo? – Me miró. – Lo digo porque cuando te subiste al coche, este se arregló y eso. No es que piense que fuiste tú, eso sería ya demasiado raro incluso para mí. Pero como fue algo así como un “milagro”, pues pensé en ese nombre. “Ángelo” – Me quedé callada. – Pero si no te gusta buscamos otro y ya está.

 Se restregó contra mis piernas. Le gustaba. Sonreí y le rasqué bajo la barbilla. Ahora Venía la parte más difícil. Enseñárselo a mi madre. Saqué la compra del coche y ya subíamos la escaleras cuando mi madre abrió la puerta con una sonrisa, que se borró en cuanto vio a Ángelo que entró en casa como si fuese dueño del mundo. Mi madre lo siguió con la mirada y frunció el ceño cuando se subió encima del sofá. No era un buen comienzo. Decidí ignorarlo y fui a la cocina a dejar las bolsas y como no mi madre me siguió, no lo iba a dejar pasar.

 -Dime que ese gato no es nuestro, que se nos ha colado en casa y que ahora lo vamos a echar de aquí. – Me dijo con vehemencia. Esto iba para largo. Me giré.
 -Mamá, tranquilízate. Ángelo es muy bueno y solo se va quedar…
 -¡Ángelo!¡Ya le has puesto nombre! – Mierda. Esto va de mal en peor.
 -¿No te gusta el nombre? – Dije intentando hacer una broma. Me fulminó con la mirada. – A ver, el coche se me paró de camino a casa y…
 -¡Dime que el coche no se ha roto!
 -Si me dejases terminar las frases en vez de interrumpirme cada dos por tres te lo explicaría. – Se calló. – Bien. Se me paró a mitad de camino y cuando bajé me lo encontré solo en la calle así que decidí buscarle una familia para que lo cuide. Nosotros solo nos lo quedaremos unos días hasta que encuentre a alguien que lo quiera. – Cogí aire. – Yo me encargaré de sacarlo, de darle de comer, de todo. Tu solo tendrás que hacer lo mismo que hacías cuando venía la abuela, ignorarlo. – La miré. Increíble. Estaba sentada en el suelo haciéndole carantoñas al gato. Sacudí la cabeza. Ver para creer. Mi madre que a odiado a los gatos durante toda su vida estaba jugando con uno, y encima callejero. Decidí escabullirme ahora que no me estaba prestando atención, pero justo cuando iba a salir mi madre levantó la cabeza.

 -Tienes dos semanas. Ni un día más. Le buscas familia y larga. – Se levantó y se puso a hacer la cena. Cogí a Ángelo y fuimos a mi habitación.
 -Eres un gato con suerte. – Y era verdad. Mi madre sabía hacer muchas cosas con los cuchillos. Subió la cabeza y me miró horrorizado, como si hubiese escuchado lo que pensaba. Imposible. Le miré fijamente. Acerqué mi cabeza a la suya hasta casi tocarlo. Me lamió la cara. Suspiré. Tenía que dejar las novelas paranormales, al parecer me afectaban bastante al cerebro. Lo dejé en el suelo y abrí la puerta de mi habitación, tenía que colocar toda la ropa en el armario antes de bajar a cenar si no a mi madre le daría un ataque. Me dirigí a las cajas con mi ropa que estaban en medio de la habitación y busqué un pantalón corto de estar por casa y una camiseta de tirantes. No era lo que se dice una belleza de conjunto, pero era cómodo y nadie me iba a ver.

 Me estaba quitando la camisa cuando me fijé en que el gato me estaba mirando fijamente. Me volví a tapar. Igual parece una estupidez pero decidí cambiarme en el baño, donde ningún gato fisgón me pudiese ver. Ya que iba al baño decidí darme una ducha. Una larga y relajante ducha. En cuanto estuve debajo del chorro de agua caliente empecé a pensar en todas las cosas que habían pasado hoy. Me acordé del choque que tuve con Paula en el supermercado y me eché a reír. Decidí ir a su fiesta de mañana. No me costaría convencer a mi madre para que me dejase ir porque ya salía a muchas fiestas con Amanda y Geoffrey, además mi madre lo vería como una gran oportunidad de hacer nuevos amigos. Nunca le habían gustado mucho ni mi mejor amiga ni mi novio, decía que no eran sinceros, y al parecer tenía razón. Bueno ya basta de pensar en eso. Esta más decidida que nunca a pasármelo bien y todo comenzaría en la fiesta de Paula. Salí de la ducha y me di cuenta de que llevaba mucho rato porque mis dedos parecían pasas.

Ya estaba terminado de vestirme cuando oí un grito. Mi madre. Salí corriendo del baño y vi bajar corriendo también a Ángelo. Tropecé con el último escalón pero logré mantener el equilibrio. La puerta de entrada estaba abierta. Busqué a mi madre y la encontré en la cocina con una sartén en la mano. Tal vez en otro momento me hubiese hecho gracia, pero no ahora. Corrí a su lado y la abracé. Cogí su cara y la giré de modo en que me mirase.

 -Tranquila mamá, respira. – Tenía los ojos desorbitados. Miré a mi alrededor pero no había nadie. - ¿Qué ha pasado? ¿Estas bien?
 -Carol… Estaba fuera…en la ventana. – Cogió aire ya más tranquila. Tenía los nudillos blancos así que le quité la sartén de la mano– Tenía un cuchillo, y me sonrió mientras que hacía como si lo clavase. Yo cogí la sartén y me puse aquí y él abrió la puerta no sé como y se fue. – Me miró. – Tenemos que llamar a la policía. – Se levantó y fue al salón a los pocos segundos la oí hablar con la policía mucho más serena.

 Increíble, ¿quién nos haría algo así? ¿Y por qué? Si acabábamos de llegar. Ni siquiera conocemos a nadie. Me dirigí a la puerta para ver si había algo. En el felpudo había una cajita de cristal con una flor dentro. La cogí del suelo y miré por si había algo más, pero solo estaba la cajita. En ese momento me acordé de Ángelo. Dejé la caja en una mesita del pasillo.

 -¡Ángelo! – Exclamé mirando hacia la calle. Un ruido en los arbustos. Estaba a punto de cerrar la puerta de golpe cuando salió Ángelo de entre las hojas. Lo recogí y me eché a reír en voz baja. – Parece que te gustan los arbustos, y que quieres matarme de un ataque al corazón.

 Fui al salón donde se encontraba mi madre sentada. Ángelo saltó de mis brazos y se subió al lado de mi madre que comenzó a acariciarlo mecánicamente.

 -He llamado a la policía, llegaran dentro de cinco minutos. Debería hacer algo de café. – Dijo levantándose. Le puse una mano en el hombro y la empujé hacia el sofá. - ¿Pero qué...?

 -Tu siéntate, ya haré yo el café. ¡Ah!, se me olvidaba. He encontrado una cosa fuera, en el felpudo. – Exclamé. ¿Dónde la había dejado? Así. En la mesilla del pasillo. Salí a cogerla pero ya no estaba ahí. Espera un momento yo la dejé ahí. Estoy segura. Oí pasos a mi espalda. Era mi madre.

 -¿Te encuentras bien? – Me pregunto preocupada. Sacudí la cabeza. No podía ser. Yo la había dejado ahí. Solo salí un momento para recoger a Ángelo en el jardín. Me recorrió un escalofrío. No. Era imposible que hubiese entrado, cogido la cajita y salido por la puerta mientras que yo estaba en el jardín, a tan solo unos pasos de él, habría hecho algún ruido. – ¡Carol! Estas muy pálida. Entra en casa y siéntate, ahora te traigo un vaso de agua. – Y salió del salón.

 Estaba sentada en el sillón todavía conmocionada. Había tenido a alguien que se había colado en mi casa, que podría ser un asesino detrás de mí. Ángelo se subió encima de mí y empezó a restregarse y mirarme con esos ojos. Yo lo acaricié pensando en la suerte que había tenido de que solo fuese a coger la cajita y no a hacerme cualquier cosa. Me estremecí. Mi madre entró en el salón con un vaso de agua que me tendió para que me lo bebiese. Cuando terminé de beber me abrazó.

 -No pasa nada cariño. No te preocupes. Vamos a estar bien. La policía lo encontrará.- Pero no lo dijo convencida. - ¿Qué era eso que encontraste y me querías enseñar? ¿Cariño?, Te has puesto pálida otra vez.

 No sabía que decirle. Si le decía que el tipo ese volvió a entrar en la casa, sería capaz de hacer las maletas e irnos otra vez a vivir con Raúl. No me importa vivir con mi padre pero ya tengo planes hechos aquí y no iba a dejar que un tipo al que se le ha ocurrido venir a esta casa este día en concreto me echase de aquí, así que decidí callármelo. 
-No es nada, pensé que había visto algo, pero eran las sombras que hacen las ramas de los árboles. –Contesté tranquila. No iba a dejar que nadie me arruinase nuestra nueva vida. Mi madre se relajó considerablemente.
 -No te preocupes cariño, es que estamos muy nerviosas por eso vemos cosas donde no las hay. – Pero se equivocaba. Yo sabía muy bien lo que había visto.



 Casi me pilla la chica, de no ser por el gato ese me hubiese visto. Iba deprisa por la calle pero sin correr, no quería que nadie se fijase en mí. A dos manzanas estaba el coche aparcado. Subí y puse el coche en marcha pero no me fui, quería que la policía pasase por delante de mía, si me los cruzaba ahora igual me hacían parar. Prefería esperar. Aunque no es como si pudiesen inculparme en nada. No tenía pruebas que me incriminasen. Además, ¿quién creería que yo iría por ahí amenazando a los nuevos vecinos? Sería muy descortés por mi parte. Me eché a reír y encendí un cigarrillo. Entonces me acordé de la flor y la risa se me atascó en la garganta. Fue muy estúpido por mi parte llevar eso conmigo, y más estúpido fue que se me cayese. Maldición. Ahora tendría que acercarme mucho más a la chica para enterarme de lo que sabe. Aunque dudo mucho que solo con eso logren saber quién soy. Ya oía las sirenas a lo lejos. Me recosté tranquilo en el asiento. Todo iba bien, solo que el plan iba a durar un poco más de lo normal. Además, esto le daba un toque interesante ya no sería tan aburrido. Sonreí. -Muy, pero que muy interesante. – Murmuré acordándome de la chica. Los coches de policía pasaron junto a mí y ni siquiera me dedicaron un solo vistazo. Perfecto. Arranqué y me perdí entre las calles.

1 comentario:

  1. me encanta:) esperaré al sigiente episodio con impaciencia:) porfii pasate por mi blog:
    http://tobeornottobeesanoeslacuestion.blogspot.com.es/

    te sigo, bsss

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